miércoles, 4 de febrero de 2015

MI VIDA A TRAVES DE MIS PERROS

Debo de confesar que desde muy pequeño me han gustado los perros mas que ningun otro animal de compañia, aunque por diferentes motivos nunca pude tener uno hasta despues de contraer matrimonio. Llevo 51 años casado, y a poco de contraer matrimonio tuve mi primera mascota: una perrita ratonera de unos dos meses a la que puse por nombre Nicole, en recuerdo de una amiga con la que perfeccionaba mi frances por correo. Esta perra estuvo con nosotros cerca de dos años, al cabo de los cuales tuve que dejarla por quejas de algunos vecinos a los que no les gustaban los animales, y como vivia en un piso de alquiler, a instancias del casero traspase la perrita a mis suegros, con lo que tuve la oportunidad de seguirla viendo, asi como mi mujer y mis dos hijos mayores.
Como ya he dicho era una perra ratonera, y mis suegros vivian en el centro, con lo que cuando la sacabamos a pasear si salia una rata por alguna alcantarilla normalmente no se le escapaba. Era muy inteligente, y como mi suegra era sorda, cuando llamaban a la puerta o al telefono corria a avisarla para que lo atendiera; vivio con ella hasta alcanzar la poco corriente edad de 18 años.
Mas adelante y ya con piso propio, un amigo cazador una de cuyas perras habia tenido cachorros me regalo uno de estos, una hembra mezcla de breton y pointer a la que llamamos Blanqui. Blanqui estuvo en casa unos tres años, demostrando con su nervio, sus saltos y sus carreras, que tipo de perra era, y en medio de dicho periodo un dia que mis hijos mayores la habian sacado a pasear, encontraron a un cachorrito mestizo al que estaban matando a palos unos chicos; le recogieron, subio a casa y ya no hubo manera de echarle, asi que le pusimos por nombre Pirri y convivimos con los dos, lo que trajo como consecuencia que Blanqui quedo preñada y trajo al mundo una camada de bonitos perros mestizos a los que una vez destetados hubo que ir colocando uno a uno.
Mis hijos se habian hecho mayores, se habian casado, y empezaban a traer al mundo a nuestros nietos, y entonces tuvimos la oportunidad de hacernos con una perra de raza pastor aleman legitima, Freya, a la que recogimos con 18 dias de vida, y que nos alegro la vida, junto a Pirri, quien no perdio la ocasion de ser padre nuevamente, teniendo otra vez que sacar adelante a la nueva camada, y colocar a los perritos en buenas casas no sin dificultades. Pirri aun estuvo con nosotros algun tiempo, hasta que la vejez y los achaques acabaron con su vida, dejandonos a la fiel y cariñosa Freya como compañia y alegria de nuestros nietos, ya que profesaba un cariño, casi diriamos maternal, hacia ellos, dejandose hacer todo lo que querian y yendo a buscarlos continuamente cuando estaban en casa.
Una prueba de ello es que cuando dio a luz a su camada, dejaba que mi nieto mayor, entonces de dos años, se metiera entre los cachorros y jugara con ellos, considerandolo como uno mas. Por otro lado demostraba su cariño hacia todos los miembros de la familia, mi suegra impedida que por aquel entonces estaba con nosotros, acompañandola y abriendo paso a su silla de ruedas y echandose a sus pies; al marido de mi hija pequeña y padre de mi nieto mayor lo queria tanto, que ella en broma decia que parecia su novia y le estaba poniendo los cuernos con ella. Por desgracia murieron con dos meses de intervalo; mi yerno en febrero de 1998 y Freya en el mes de abril, a los trece años y despues de una enfermedad que la impedia casi bajar las escaleras y dominar sus esfinteres.
Al morir Freya mi hija menor regalo a mi mujer un cachorro de perra cocker con pedigri, Linda, que aunque muy bonita tenia algun problema mental que, segun nos dijo la veterinaria que la atendia, era relativamente frecuente en algunos perros de esta raza. A pesar de ello Linda estuvo con nosotros durante cuatro años, al cabo de los cuales y ante el aumento de sus problemas nos vimos obligados a sacrificarla. Por aquel entonces en el año 2002, mi hija mayor que estaba de visita en Tarragona donde vivian sus suegros, fue un dia a casa de sus cuñados en Barcelona donde le enseñaron una perrita pastor aleman mestizo que habian recogido de un contenedor y habian cuidado durante un par de mese, aunque tenian que deshacerse de ella porque no tenian suficiente tiempo ni espacio para atenderla; mi hija y mis nietos me llamaron por telefono rogandome que me hiciera cargo de ella, alegando lo parecida que era a Freya. Al final acabe cediendo y Flor vino a llenar el hueco que nos faltaba en nuestra vida.
Perra fiel, cariñosa con toda la familia hasta la saciedad, buena guardiana y excelente compañia para los que ya estabamos haciendonos mayores, formo desde aquel momento parte integrante de nuestra casa y nunca lamentamos habernos hecho cargo de ella, sobre todo mi esposa que ya andaba bastante delicada y a la que la compañia de la perra hacia un gran bien, ya que siempre estaba atenta a sus movimientos y si se encontraba enferma se situaba a los pies de la cama esperando siempre la orden o la caricia de su dueña. El primer disgusto lo tuvimos en mayo de 2013, cuando la diagnosticaron una enfermedad de las suprarenales que, en principio, era mortal para los perros, pero su veterinario sabia de un nuevo tratamiento farmacologico que, aunque bastante caro, demostro ser eficaz, haciendo que llevara una vida normal y no volviera a tener problemas siempre que no le faltara su medicacion. Pero en enero de 2014 un miercoles le detectamos unos bultos en la gargante; llevada al veterinario descubrio que todos los ganglios del cuerpo estaban inflamados diagnosticando un cancer linfatico y, aunque la hizo pruebas e intento una medicacion rapida, al lunes siguiente hubo que sacrificarla porque no podia comer y se ahogaba.
Fue tan grande el disgusto por la perdida, cuando ya estabamos convencidos que lo peor habia pasado, que nos pusimos inmediatamente a la busqueda de un reemplazo, encontrando una nueva perra mestiza de dos meses de edad en un refugio donde fuimos a buscarla al dia siguiente por la mañana. Nos la trajimos a casa y la llevamos al veterinario por la tarde ya que no veiamos que estuviera en muy buenas condiciones. Despues de las pruebas, ademas de una grave deshidratacion, la descubrieron Coronavirus y parasitos intestinales, lo que conllevo a hidratarla via venosa y a medicarla y proporcionarle todos los cuidados necesarios durante mas de un mes. La perra, a la que llamamos Luna, demostro ser una perra sin ninguna agresividad, aunque bastante grande ya que era mezcla al parecer de mastin y pastor con algunos otros añadidos, cariñosa, juguetona, aunque muy nerviosa y con una energias que desgraciadamente superaba nuestras fuerzas, por lo que a primeros de este año solicite la ayuda de un adiestrador experto, Ivan Palomar, quien nos enseño como educarla, controlar sus nervios y ayudarla a gastar el exceso de energia que posee.
Despues de algo mas de tres semanas de entrenamiento la perra ha demostrado ser inteligente para aprender e intentar agradarnos con sus progresos, ya que aunque el nervio y la energia no se pueden extirpar, podemos llevarla controlada en todo momento en los paseos y esta mucho mas tranquila en casa, pero sin perder su espiritu cariñoso y jugueton. Doy desde aqui las gracias a Ivan, aconsejando a todos los que tienen algun problema con sus mascotas que acudan a el, a quien se puede encontrar en su pagina web www.adiestradormadrid.com donde podeis ver ademas de su correo adiestradormadrid@gmail.com su numero de telefono y sus titulos y logros profesionales. Y aunque nos encontramos en la setentena y no creemos que tengamos la oportunidad de seguir escribiendo historia de nuevos perros, disfrutaremos mientras tanto de la compañia y el cariño de Luna hasta que Dios quiera.