lunes, 21 de septiembre de 2009

Una familia muy telegráfica

Tal y como aparece en mi perfil, casi toda mi vida laboral he estado trabajando en los servicios telegráficos españoles, pero no he sido un caso único en mi familia, ya que durante tres generaciones, abuela, padre, tíos y hermano, hemos formado parte de esa pequeña historia de Telégrafos.

Mi padre, nació en Madrid, en la plaza de Chamberí, el 14 de diciembre de 1916. En su nacimiento se da el caso curioso de que sus progenitores trabajaban en los dos sectores de las comunicaciones que tradicionalmente han estado enfrentados, ya que su padre era Oficial de Correos y su madre
Auxiliar de Telégrafos.

Mi abuela, nacida el 6 de septiembre de 1886, había aprobado las oposiciones correspondientes e ingresado en el Cuerpo de Telégrafos el 20 de agosto de 1914, es decir, fue coetánea de Clara Campoamor y Consuelo Álvarez.

Estuvo destinada en la Sala de Aparatos de Madrid, pasando después a la Sección 4ª (Comprobación y Estadística) de la Dirección General.

En enero de 1926 falleció su marido que, por entonces, era Jefe de la Estafeta de Ventas situada al principio de la Carretera de Aragón (hoy calle Alcalá), y quedó a cargo de tres hijos pequeños a los que tuvo que buscar plaza escolar en el Colegio de Huérfanos de Correos, que se encontraba en el Barrio de Prosperidad a la altura de la Colonia El Viso, muy cerca del domicilio familiar en la plaza de Blasco Ibáñez (hoy plaza de Arriba España), colegio y profesores de los que mi padre guardó siempre un recuerdo imborrable y cuyas ruinas tuve ocasión de ver durante mi niñez.

Allí, los tres hermanos cursaron sus estudios, y al terminar el Bachillerato con excelentes notas mi padre se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid.

A principios del verano del año 1936, mi abuela solicitó una comisión de servicio en San Sebastián que le fue concedida, y estando allí la sorprendió el estallido de la Guerra Civil que, en su rápida expansión, la separó de sus hijos a los que no volvió a ver hasta la finalización de la contienda.

Mientras tanto, mi padre tuvo que abandonar sus estudios, siendo reclutado y prestando servicio en el Cuerpo de Carabineros, en labores administrativas, hasta casi el final de la guerra, en que fue enviado al frente durante la Batalla del Ebro, cayendo prisionero de las tropas nacionales poco después, y enviado a un campo de concentración.

Al terminar la guerra, y después de hacer el periodo de servicio militar obligatorio durante tres años, dados sus antecedentes como huérfano de Correos, se presentó a las oposiciones convocadas para Técnico de dicho Cuerpo en 1943, en las que, después de haber aprobado los dos primeros exámenes con una excelente nota, fue denunciado como combatiente del bando republicano y suspendido en el último ejercicio, aunque el número de aprobados hasta ese momento no eran suficientes para cubrir las plazas estipuladas.

La rabia e impotencia ante la injusticia le hizo prometerse a si mismo que no volvería a intentar el acceso al Cuerpo de Correos, presentándose, al igual que sus hermanos, a las oposiciones para Telégrafos, oposiciones que aprobaron los tres. Mi padre ingresó en 28 de marzo de 1944 como Auxiliar telegrafista con un sueldo de 4.000 pts. anuales (las famosas 333,33 mensuales), y fue destinado a Barcelona, volviendo a Madrid para casarse en el mes de octubre de 1944.

Su hermano pequeño, Alfonso ingresó el 8 de julio de 1944, pero como se había presentado también a las oposiciones para la Compañía Telefónica Nacional de España y las había aprobado, no llegó a tomar posesión y pidió la excedencia , haciendo años después la carrera de Ingeniero de Telecomunicación jubilándose como Jefe de Planta en lo que ya era Telefónica a secas..

El mediano, Pedro, fue el primero que ingresó en el Cuerpo, como Auxiliar telegrafista, el 13 de julio de 1943, siendo destinado a Murcia, y posteriormente consiguiendo plaza en Madrid, en la Sala de Aparatos.

En Barcelona estuvo el joven matrimonio unos meses hasta conseguir el traslado a Madrid, con destino a la Oficina de Telégrafos de El Pardo, donde a los pocos días de comenzar a trabajar, el 23 de julio de 1945, nací yo.

Al cabo de algún tiempo pasó a prestar servicio en la Sala de Aparatos de Madrid, donde coincidió con su hermano Pedro, que también había conseguido el traslado, y que unos años más tarde, en 1952, pediría la excedencia para seguir trabajando como transmisor en S.I.T.A., y posteriormente fue destinado a la Habilitación del Centro Regional de Madrid, y poco después, el 22 de diciembre del año 1950 nacía mi hermano Antonio.

El periodo de su trabajo en la Habilitación duró varios años en los que ejerció prácticamente de segundo habilitado, interrumpidos en parte por una grave afección pulmonar que, por fortuna, consiguió vencer, y simultaneándolo con horas extraordinarias en el negociado de administración de Telegramas por Teléfono, hasta que al jubilarse el habilitado (cuyo cargo se había hecho hasta entonces por elección y sin distinción de categorías entre los funcionarios del Centro) e intentar presentarse como candidato, el Jefe de Centro Regional promulgó una orden según la cual no podía presentarse al cargo ningún funcionario que no perteneciese al Cuerpo Técnico de Telégrafos.

Una vez más burlado en sus legítimos derechos, pidió el traslado a la Dirección General, a una vacante que existía en la Oficialía Mayor/Conservación General, donde prestó servicio durante años.

Durante ese periodo, y dado que estaban adscritas a Conservación, tuvo también a cargo la administración de las cantinas existentes en el Palacio de Comunicaciones de Madrid, y fue nombrado varias veces como jefe de expedición en los turnos de verano para la Residencia de Suances, donde coincidió con un ilustre telegrafista, el otrora represaliado César Nieves Guardiola.

Después de aquel destino, y siempre dentro de la Dirección General, pasó a la Sección de Retribuciones y desde allí a la Sección de Giro, donde se jubiló.

Mientras tanto mi abuela había ido pasando por diferentes servicios hasta que se jubiló en la Intervención de Giro del Centro Regional de Madrid el año 1956, después de 42 años de servicio.

Siguió manteniendo contacto con sus antiguas compañeras durante mucho tiempo, juntándose sobre todo en las cafeterías cercanas a la zona de Cibeles, y los últimos años de su dilatada vida (murió en 1978 a los 92 años) los pasó en sendas residencias de telegrafistas, primero en la de la calle Alonso Heredia de Madrid y después en la que posteriormente se inauguró en Boadilla del Monte.

Mi padre iba viendo como sus hijos se hacían mayores, y que los dos pasaban a formar parte sucesivamente del Cuerpo de Telégrafos, con lo que formaban la tercera generación de telegrafistas en la familia.

En septiembre de 1966 aprobé las oposiciones de la Escala Auxiliar Mixta, siendo destinado a Guadalajara, donde prestaba servicio como Habilitado uno de los mejores telegrafistas y personas que he conocido, D. Rafael Delgado Dorrego, que en aquel momento ejercía las funciones de Jefe de Centro accidental al encontrarse de permiso el titular. En Guadalajara estuve hasta finales de 1967 en que conseguí el traslado a Madrid, siendo destinado a la Sala de Aparatos donde, después de un breve paso por el turno completo prolongado, pasé al turno primero firmando el aparato de Radio Canarias.

Posteriormente, en 1972 ascendí al Cuerpo Especial Ejecutivo y fui prestando servicio sucesivamente en el Negociado de Tráfico (1ª vez), Retribuciones, Intervención de Giro, Telegramas por Teléfono y Tráfico Telegráfico (2ª vez), donde permanecí hasta mi jubilación voluntaria en el año 2005 al cumplir los 60 años de edad, justo en el momento en que el traslado del Ayuntamiento al edificio hacía salir los servicios telegráficos del Palacio de Comunicaciones, después de haber permanecido allí durante 84 años.

Mi hermano Antonio que a los 15 años había entrado como ascensorista (aunque su labor consistió en atender la centralita telefónica) en la Escuela Oficial de Conde de Peñalver, aprobó las oposiciones a la Escala Auxiliar Mixta en 1971, siendo destinado a la Sala de Aparatos de Barcelona después del periodo de prácticas. Una vez allí solicitó el traslado a Madrid y se dispuso a hacer el servicio militar obligatorio, que, después del periodo de instrucción, realizó en el Gobierno Militar de Madrid, simultaneando sus obligaciones con prestaciones en la Sala de Aparatos. Al terminar el servicio militar recibió la confirmación de traslado a la Sala de Aparatos de Madrid, donde permaneció hasta 1986, en que inició un periplo por diferentes Gabinetes Telegráficos, comenzando por el de Justicia, después el de Instituciones Penitenciarias, para terminar en la Presidencia del Gobierno, donde presta servicio en la actualidad.

Ambos pertenecemos a la Junta Rectora de la Asociación de Amigos del Telégrafo de España desde su fundación en el año 2004, entidad cuya creación estamos convencidos que mi padre hubiera aprobado con satisfacción, y en la que se hubiera integrado si hubiera vivido hasta entonces.

Mi padre se jubiló el 1 de enero de 1986 después de más de 40 años de servicio en los que se supo ganar el respeto y la confianza de todos sus jefes y compañeros por su capacidad de trabajo y honradez, y, al igual que había hecho su madre, siguió asistiendo a reuniones periódicas en las que se juntaban antiguos compañeros telegrafistas, gozando de buena salud física y mental en compañía de su mujer, con la que celebró en 1994 sus bodas de oro, mientras iba viendo como se sumaban, primero los nietos en número de cinco y posteriormente los biznietos, hasta ocho.

En noviembre de 2002 fallecía su esposa de forma inesperada, y pocos meses después, víctima de una enfermedad que los médicos no supieron diagnosticar, el 15 de abril de 2003, se reunía con ella.

martes, 1 de septiembre de 2009

Radiografía del Télex

Ahora que la última Central Télex de España instalada en León ha cerrado definitivamente el pasado 1 de junio, dicho servicio ha pasado a formar parte de la historia de las telecomunicaciones, a pesar de haber tenido una importancia muy destacada desde su implantación en nuestro pais en 1954, hasta su desaparición en este año 2009.

Como muestra, os presento un documental titulado "Radiografía del Télex" realizado hacia el año 1970 en Super-8 (con una calidad mediana al haberse convertido primero a VHS y a continuación a ficheros MPEG y FLV) por tres compañeros telegrafistas, A. Gomara, J. Ortega y R. Navarro, y que nos presenta un panorama del servicio, tanto a nivel exterior, como a nivel técnico, de acuerdo con las características de la época.