
Como punto de partida de la fundación de Madrid se considera el año 852 cuando Muhammad I, hijo de Abderramán II, construyó una fortaleza amurallada a la que llamó Magerit que controlaría todo el valle del Manzanares y la Sierra del Guadarrama. Dentro de esta muralla se situaría la almudaina o ciudadela (en el lugar aproximado donde hoy se alza el Palacio Real) y una pequeña mezquita.
La muralla del Magerit musulmán se construyó con grandes bloques de brillante pedernal procedente de las canteras de la zona y tenía varias torres de defensa cuadradas con tres puertas de acceso: la de la Vega, la del Arco de Santa de María y la de La Sagra, además de varios portillos.
Hubo varioss intentos de los reinos cristianos para conquistar Madrid; la primera vez fue en 924 al mando del conde Fernán González. Más tarde, en el año 968 Ramiro II de León dejó bastante dañada la fortaleza, aunque sin llegar a entrar en ella, por lo que el califa Abderramán ordenó fortificar aún más Madrid.
En el año 1085, las tropas del rey Alfonso VI se acercaronn a Magerit. Llegaron las tropas a la Puerta de la Vega con gran cautela para intentar sorprender al enemigo. El rey, cuya experiencia guerrera había sido siempre en batallas a campo abierto pero no en la toma de fortalezas, no sabía bien cómo actuar.
A partir de ahí existen dos versiones tradicionales muy similares; según la primera, un joven cristiano sometido, al cual llamaban "Gato" porque trepaba muy bien, se ofreció a subir por la muralla y desde lo alto arrojar una cuerda para que los soldados del rey pudieran acceder a la fortaleza. Así se hizo, y causó tal asombro el ágil modo de trepar del joven, que tras su hazaña el rey le concedió adoptar el nombre de Gato como apellido para él y sus descendientes.
De acuerdo con la segunda, de repente uno de los soldados se separó del pelotón y comenzó a trepar por la muralla hincando la daga por las juntas de la piedra. Subió tan ágilmente que todos empezaron a decir que parecía un gato. Cuando comenzó la lucha el hombre ya había subido arriba, corrió al torreón de la fortaleza y cambió la bandera mora por la enseña cristiana. En memoria de esta hazaña, desde ese momento, él y todos sus sucesores cambiarían su nombre por el de Gato.
Desde entonces a todos los nacidos en Madrid se les identifica con el nombre de “gatos” .