domingo, 19 de abril de 2009
El telegrafista del "Titanic"
Al haberse cumplido el pasado 14 de abril el 97 aniversario del trágico hundimiento del trasatlántico “Titanic”, es oportuno recordar el importante papel que el operador jefe de la compañía Marconi, Jack Philips y su ayudante Harold Bride desarrollaron en la historia.
A los pocos minutos de producirse el choque contra el iceberg, el capitán Smith ordenó a los radiotelegrafistas que enviasen, sin cesar, mensajes de socorro, indicando la situación del barco y añadiendo que hacían mucha agua y comenzaban a hundirse.
Inmediatamente comenzaron a utilizar su equipo trasmisor de morse intentando comunicarse con todos los buques que se encontrasen cerca de la zona del naufragio. Fue entonces cuando, el radiotelegrafista jefe Jack Phillips utilizó por primera vez la nueva señal de socorro, S.O.S.
Al poco tiempo el operador del Titanic empezó a recibir contestaciones de otros barcos. La primera respuesta le llegó del buque alemán “Frankfurt” que se encontraba demasiado lejos. La segunda respuesta en llegar al Titanic fue la del “Carpathia”, el cual anunció que acudían a toda máquina en su ayuda, indicándoles que se encontraban a 58 millas y que tardarían más de cuatro horas en llegar. También contestó el “Olimpic”, gemelo del Titanic, que se encontraba a más de 500 millas, rumbo a Inglaterra.
Tanto el oficial radiotelegrafista jefe Jack Phillips como su ayudante Harold Bride, estuvieron emitiendo llamadas de socorro hasta que les faltó la energía eléctrica, es decir, casi hasta que el Titanic comenzó a hundirse.
Cuando el agua casi inundaba su cabina, los dos se colocaron los chalecos salvavidas y se lanzaron al mar, nadando hacia donde se encontraba el bote nº 13, que había dado la vuelta en una falsa maniobra y estaba "con la quilla al aire". Los dos se subieron al bote donde se encontraba el segundo oficial Leitoller y 19 tripulantes más.
Dos horas después, el oficial Jack Phillips murió congelado y su cuerpo fue dejado caer al mar. Su ayudante, Harold Bride se salvó y escribió un libro homenaje a Jack donde denunció que la ley estaba anticuada, que fallaron los sistemas de radiotelegrafía de muchos barcos y que debería de obligarse a los grandes barcos llevar siempre un radiotelegrafista de guardia, como lo hacía el Titanic.
Las autoridades marítimas hicieron caso a estas recomendaciones y desde entonces, todos los barcos de gran tonelaje o pasajeros, incorporaron a su tripulación un radiotelegrafista de guardia.
Como homenaje a su heroicidad, en la Sala de Aparatos de Telégrafos del Palacio de Comunicaciones de Madrid, se instaló una placa en memoria de Phillips.
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